jueves, 20 de octubre de 2011

28 de Abril del 2008...

Hace ya casi cuatro años que no estás y aún se sigue echando en falta tu presencia. A veces no fui consciente de lo que realmente tenía, y hoy 20 de Octubre del 2011 puedo decir que me arrepiento de tantísimas cosas que podría hacer una lista interminable. Todavía me cuesta el pasar por la calle Mula a la altura de la calle Campo y mirar al 2º piso y verte ahí, sentada junto a la ventana mirando la televisión o cosiendo. O pasar por la calle Salzillo y quedarme mirando la casa que hace esquina en el primer cruce. 
Pero ya sólo queda el recuerdo... el recuerdo de ese olor cuando subía las escaleras del piso, el de tu habitación las noches que dormido cuando tú ya no estabas, el recuerdo que me trae hacer palomitas dulces, que aunque me diste la receta, sólo tú sabías hacerlas perfectas y deliciosas, o aquellos helados que nos comprabas cuando llegaba el calor, que cada vez que iba tenías una caja guardada para mi porque los osos de mis primos se los comían y me dejaban sin nada...o la muñeca, aún la tengo, intacta, como quien tiene un tesoro. O tu anillo, otro tesoro. O aquellas veces en las que nos reíamos porque no sabías pronunciar ciertas palabras: "Moníca", "uro", "dispensa", "apolo"... O lo que disfrutaba cuando llamabas a casa y decías: "Laura, he hecho buñuelos", bueno, según tú biñuelos... Y lo mejor de los cumpleaños era la tarta de la abuela, porque como las tuyas no hay otras, ni habrán. O tu afición a las conchitas de las heridas que "te las comías"... 
Pero se que no he sido perfecta, ni tú tampoco. No hemos tenido la relación que se debería tener. Pero ya no podemos hacer nada. Sólo quedarnos con los buenos recuerdos, bueno, quedarme. Se que me estás cuidando, que nunca me abandonarás, y que a pesar de todo me querías...
No puedo terminar de escribir esto sin estar llorando a lágrima viva. Esto es inútil. Lo hecho está hecho. Sólo se que jamás te olvidaré. 
Te quiero, abuela.