domingo, 19 de diciembre de 2010

tentación...

Me seduce, esta volviéndome loca. Me mira, le miro, sonríe, sonrío. Me encanta. Sé que no debo caer, pero no puedo evitarlo. Cada parte de su cuerpo me está llamando. Se acerca, me voy, me sigue. Ando más deprisa, no debo caer, me hará daño. Sigue detrás, empiezo a correr; corre él también. Me alcanza, me agarra de la cintura y me estrecha contra él. Es demasiado tarde, siento su respiración agitada, mi pulso se acelera, mi corazón se desenfrena, le deseo, más que nunca. Me besa y en brazos me lleva a un lugar que desconozco.
Me despierto, son las 8 de la mañana, él ya no está a mi lado. Encuentro una nota junto a mí: Gracias por lo de anoche, me alegro de haberte conocido. Lo sabía, sabía que pasaría, sabía como es él, no debí dejarme engañar. Me voy a mi casa, echa mierda, “pensé que yo sería diferente…” me digo. Pero en el fondo sabía que no, todas sabemos como es, pero todas nos dejamos engañar por el azul de sus ojos y la magia de su sonrisa.
Pero ya sabes lo que dicen…
-La única manera de librarte de la tentación, es caer en ella.

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