miércoles, 16 de febrero de 2011

Estas semanas sin verte, parecieron años.
Tanto te quise besar que me duelen los labios.
Mira que el miedo nos hizo cometer estupideces.
Nos dejó sordos y ciegos, tantas veces.
Te lloré hasta el extremo, en lo que era posible, cuando creía que era invencible.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante.
Y lo mejor siempre espera adelante

Y un día después de la tormenta, cuando menos piensas sale el sol.
De tanto sumar pierdes la cuenta.
Porque uno y uno no siempre son dos.







Cuando menos piensas sale el sol

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