sábado, 19 de marzo de 2011

Te mira. Te llama. Y tú intentas creer que no es a ti. Pero vuelve a actuar. Da un paso. Luego otro. Y tras moverse con su característica gracia llega hasta ti. Llevas tu mano a tu boca. Y carraspeas. Sabes que no sientes la necesidad de hacerlo. Pero en las películas siempre queda bien. Y él se ríe. Ha funcionado. Quiere bailar. Y no puedes decirle que no. Pero decides jugar un poco. Te niegas. Él te mira con un intento de enfado. Y sólo consigue hacerte reír. Aceptas. Y con la música comienza el baile, el baile de tu vida: Él

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